Lino Javier Calderón
El presidente de la república Felipe calderón Hinojosa presenció el desfile militar con que se conmemoró el 200 aniversario del inicio de nuestra independencia, fue espectacular e inolvidable, diferente al de años anteriores.
El Ejército Mexicano mostró todo su poderío, con equipo y armamento nuevo y sofisticado; con helicópteros de mayor velocidad y listos para defender a la patria y combatir a la delincuencia.
Por si fuera poco, por primera vez desfiló la Policía Federal Preventiva en una muestra de fuerza y en un hecho inédito en los 46 años de vida ininterrumpida de la parada militar.
Fue una conmemoración de lujo que incluyó la participación de delegaciones militares de 16 naciones, entre las que destacaron por su paso y marcialidad la rusa, la china y la francesa.
Incluyó también a 27 paracaidistas del Ejército y la Armada que desde una altura de más de 2 mil metros se lanzaron al vacío para caer exactamente en el centro de la plancha del zócalo capitalino.
El desfile de ayer con que se conmemoraron 200 años de la gesta heroica de Hidalgo, Allende, Aldama y Morelos, fue visto a lo largo de más de siete kilómetros, por casi dos millones de personas.
Al final, el reporte rendido al presidente Felipe Calderón Hinojosa, Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas, por el responsable de la parada militar, fue: "Todo esto transcurrió sin novedad".
El desfile militar comenzó cerca de las 11.30 horas con el arribo del titular del Ejecutivo a la plancha del zócalo, donde izó nuestro lábaro patrio acompañado de los titulares de la Defensa y Marina.
El presidente Felipe Calderón rompió el protocolo en otro hecho inédito, al no pasar revista a las tropas participantes, como ocurrió en años anteriores.
Ya en el balcón principal de Palacio Nacional, con los secretarios de la Defensa y Marina y los presidentes de las mesas directivas de las cámaras de Diputados y Senadores observó el espectáculo.
El desfile inició con el lanzamiento desde dos helicópteros Black Hawk de 12 paracaidistas de la Armada de México y 15 de la brigada de fusileros del Ejército, de una altura de 2 mil 134 metros.
Enseguida, tras el toque de paso redoblado a cargo de la banda del Ejército mexicano, varios aviones con estelas de humo tricolor, surcaron el cielo haciendo más emocionante el momento.
A continuación, oficiales de tropa femeninos de distintos cuerpos militares, desfilaron con la bandera monumental, acompañados del agrupamiento de banderas de guerra con 48 estandartes.
Le siguieron el contingente de los Dragones que surge a inicios 1800, y las delegaciones militares extranjeras, encabezadas por la brasileña. Llamaron espacial atención la rusa y china con su paso característico, su marcialidad y banderas.
Mientras, aviones legendarios de los años cincuenta de la Fuerza Aérea Mexicana, forjadores de pilotos actuales, cruzaron el cielo de la capital de la República.
Luego pasó ante balcón principal de Palacio Nacional, desde donde observaba el Presidente de México, el agrupamiento de Caballería Motorizada en formación de combate, con camuflaje tipo selva y metralletas.
Aviones Arabá y Pilatos, pintado como los T-47 que participaron con el Escuadrón 201 en la Segunda Guerra Mundial, también surcaron los aires.
Entre los grupos que más llamaron la atención y arrancaron los aplausos de cientos de miles de personas, estuvo el de los vehículos blindados con camuflaje de desierto, cañones y armamento para combate tierra a tierra.
También el primer regimiento de artillería con cañones calibre 5.5 milímetros que dispara por encima de las tropas que apoya.
Fue durante la presentación de este regimiento, en que la primera dama del país se asomó al Balcón Presidencial para acompañar a su esposo, el Presidente de la República, a admirar y aplaudir el desfile.
En este instante también sobrevolaron aviones 727, útiles para puentes internacionales con naciones hermanas en desgracia, y aviones Hércules que son utilizados para apoyar a la población civil en casos de desastre.
Mención especial merecen los cadetes de las distintas escuelas militares que participaron en la paread militar, que con su paso uniforme y gallardía, arrancaron las mayores ovaciones de los espectadores.
Cerraron el desfile del Bicentenario de la Independencia de México los infaltables charros, que provocaron que los tres hijos del jefe de la nación aparecieran en el balcón principal de Palacio nacional para aplaudir hasta cansarse.