*Del 20 septiembre al 20 diciembre se extiende esta nueva estación que despide al frío invernal e invita a disfrutar del territorio con todo tipo de actividades
Redacción / Inversión Turística
El inicio de una nueva estación abre todo tipo de posibilidades turísticas. En el caso de Uruguay, los cielos se abren, el viento se vuelve brisa y la naturaleza estalla en flores y vegetación. Practicar diferentes actividades ecoturísticas, vivir las ciudades con otra perspectiva, observar la fauna salvaje, adentrarse en el mundo náutico y fluvial o rodearse de viñedos, son sólo algunas de las propuestas que esperan a los visitantes del destino durante los próximos meses del año.

● Ecoturismo en el norte. Abundancia de bosques nativos subtropicales, valles escarpados, laderas pronunciadas, saltos de agua y una cultura propia es lo que encontrarán los visitantes que se acerquen a explorar las Quebradas del Norte, un sistema geográfico ubicado al norte de Tacuarembó y al noroeste de Rivera. En la lista de los 'must' hay que apuntarse rutas guiadas por las cascadas naturales y senderos de Laureles, visitar el Museo de Carlos Gardel y referencias a la tradición ferroviaria en Valle Edén, realizar el circuito de la Ruta del Oro o disfrutar de la gastronomía criolla y de actividades al aire libre en las 25.000 hectáreas del Valle de Lunarejo.

● Galopar por el este de Uruguay. Pueblos de pescadores, dunas, arroyos, cerros y lagunas salpican la región este del país, creando una panorámica de ensueño que, si se descubre a lomos de un caballo (animal intrínsecamente ligado a la cultura y al folclore uruguayo), resulta a todas luces apetecible. Explorar las Sierras de Rocha y

● Marcar el ritmo del tango. A finales del siglo XIX los arrabales de ciudades portuarias como Montevideo, Buenos Aires y Rosario vivieron el nacimiento de este género, declarado en 2009 Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad y forjado por aportes afroamericanos, criollos y de la inmigración europea. Es un rasgo tan propio de Uruguay que, todos los días de la semana -o, mejor dicho, todas las noches-, es posible escuchar su ritmo y animarse a bailarlo en alguna de las milongas montevideanas.