Más allá del poder mental
El ser humano es en su grandeza infinita el mismo macrocosmos que vibra multidireccionalmente, conjuga superestructuras y microestructuras que interactúan cíclicamente, dan cuenta a la creación de campos de energía que viajan para conjugarse con energías semejantes y establecer cadenas que coaccionan y forman parte de un régimen expansivo, eterno e infinito.
El potencial cerebral se logra en el momento que se lleva a cabo la transferencia de nucleótidos a las neuronas una vez que se da la conexión sexual-cerebral en el momento justo de alcanzar el orgasmo. Con ello la persona expande el gen luz y da a lugar a la etapa definitoria para proceder a la conexión integral de núcleos celulares en la apertura perfecta de traspasar la matrix y conquistar con ello el pasaporte interdimensional -somos seres dimensionales-.
Estamos inmersos en una red cuántica donde el sistema nueronal de nuestra morfología está en una profunda interconexión. Por siempre nos han enseñado a usar la mente sin sentir y saber emplear el chacra cardíaco. Sin embargo, la naturaleza del ser luz es reconocerse en su naturaleza universal donde el corazón como portal a nuestro ser luz tiene un valor central para procesar todas las ideas concebidas en su propio sistema. Esto conlleva a subir la información al cerebro y procesarlo finalmente en la mente. En esta matrix ese proceso se realiza a la inversa y con ello se mantiene limitado el ser humano de sus verdaderas capacidades.
El cerebro humano en su diseño de creación fue confeccionado con enlaces estrechos a la cuarta dimensión, y en específico, al ser o los seres controladores de cada persona. Sabemos que el plan en nuestro planeta es establecer el control absoluto de la raza humana y el control y dominio cerebral es su condición programada que transgrede toda liberación para los que aquí vivimos. Sin embargo, en la conexión integral cuerpo-mente-alma se procesa la ruta de interconexión hacia lo más profundo que nos reconoce como seres universales y que da pie en el camino cuántico hacia nuevos planos vibratorios en la activación de nuestras glándulas interdimensionales y la desconexión de engramas ancestrales (creencias limitantes).
La mente humana está programa mediante códigos específicos que la mantienen un estrecho margen y con ello en un marco vibratorio limitado. Asimismo sus capacidades cognitivas están neuronalmente destinadas a situarse en bajos parámetros y con ello fuera de sus verdaderas esencias en sus campos internos.
El empoderamiento es el punto perfecto de inflexión al sistema que en nuestro planeta se ha impuesto y comienza en ser conscientes de nuestras raíces fuera de la matrix e integrar el conocimiento real y verdadero a las raíces de nuestra morfología en la conformación holística y pura. Entre más compenetremos a dicho reconocimiento más se rompen las estructuras vinculadas a lo que no nos pertenece comenzado por la depuración consciente de los pensamientos ajenos a nuestro proceso evolutivo.
Cuando mantenemos el ser luz en las profundidades del corazón se logra traspasar toda barrera de esclavitud en la prisión planetaria de lo conducido en mantener a los niveles más bajos la conciencia humana como una de las finalidades principales de las ataduras arcontes (seres de cuarta dimensión).
Focalizar al exterior deslindado de nuestro reconocimiento interno es desconectarse de sí mismo y ser parte del aprisionamiento que tantas veces nos encamina por rutas falsas. Mientras que ahondar por las profundidades de nuestro ser es reconectarse a la ruta que conlleva a la liberación mental y absoluta de nuestro proceso como seres luz en los caminos cuánticos conscientes desde las esencias lumínicas y la energía infinita del amor de la que somos parte activa.
El ser humano es en su grandeza infinita el mismo macrocosmos que vibra multidireccionalmente, conjuga superestructuras y microestructuras que interactúan cíclicamente, dan cuenta a la creación de campos de energía que viajan para conjugarse con energías semejantes y establecer cadenas que coaccionan y forman parte de un régimen expansivo, eterno e infinito.
El potencial cerebral se logra en el momento que se lleva a cabo la transferencia de nucleótidos a las neuronas una vez que se da la conexión sexual-cerebral en el momento justo de alcanzar el orgasmo. Con ello la persona expande el gen luz y da a lugar a la etapa definitoria para proceder a la conexión integral de núcleos celulares en la apertura perfecta de traspasar la matrix y conquistar con ello el pasaporte interdimensional -somos seres dimensionales-.
Estamos inmersos en una red cuántica donde el sistema nueronal de nuestra morfología está en una profunda interconexión. Por siempre nos han enseñado a usar la mente sin sentir y saber emplear el chacra cardíaco. Sin embargo, la naturaleza del ser luz es reconocerse en su naturaleza universal donde el corazón como portal a nuestro ser luz tiene un valor central para procesar todas las ideas concebidas en su propio sistema. Esto conlleva a subir la información al cerebro y procesarlo finalmente en la mente. En esta matrix ese proceso se realiza a la inversa y con ello se mantiene limitado el ser humano de sus verdaderas capacidades.
El cerebro humano en su diseño de creación fue confeccionado con enlaces estrechos a la cuarta dimensión, y en específico, al ser o los seres controladores de cada persona. Sabemos que el plan en nuestro planeta es establecer el control absoluto de la raza humana y el control y dominio cerebral es su condición programada que transgrede toda liberación para los que aquí vivimos. Sin embargo, en la conexión integral cuerpo-mente-alma se procesa la ruta de interconexión hacia lo más profundo que nos reconoce como seres universales y que da pie en el camino cuántico hacia nuevos planos vibratorios en la activación de nuestras glándulas interdimensionales y la desconexión de engramas ancestrales (creencias limitantes).
La mente humana está programa mediante códigos específicos que la mantienen un estrecho margen y con ello en un marco vibratorio limitado. Asimismo sus capacidades cognitivas están neuronalmente destinadas a situarse en bajos parámetros y con ello fuera de sus verdaderas esencias en sus campos internos.
El empoderamiento es el punto perfecto de inflexión al sistema que en nuestro planeta se ha impuesto y comienza en ser conscientes de nuestras raíces fuera de la matrix e integrar el conocimiento real y verdadero a las raíces de nuestra morfología en la conformación holística y pura. Entre más compenetremos a dicho reconocimiento más se rompen las estructuras vinculadas a lo que no nos pertenece comenzado por la depuración consciente de los pensamientos ajenos a nuestro proceso evolutivo.
Cuando mantenemos el ser luz en las profundidades del corazón se logra traspasar toda barrera de esclavitud en la prisión planetaria de lo conducido en mantener a los niveles más bajos la conciencia humana como una de las finalidades principales de las ataduras arcontes (seres de cuarta dimensión).
Focalizar al exterior deslindado de nuestro reconocimiento interno es desconectarse de sí mismo y ser parte del aprisionamiento que tantas veces nos encamina por rutas falsas. Mientras que ahondar por las profundidades de nuestro ser es reconectarse a la ruta que conlleva a la liberación mental y absoluta de nuestro proceso como seres luz en los caminos cuánticos conscientes desde las esencias lumínicas y la energía infinita del amor de la que somos parte activa.